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EL PRIMER SCOUT EN LA LUNA
Hay algunas historias que inspiran a hacer grandes cosas, transmiten fortaleza y comunican que los sueños no tienen límites.
Neil Armstrong es el ejemplo de ello.
Nació el 5 de agosto de 1930 en Wapakoneta, Ohio, Estados Unidos. Siendo un niño y gracias a su padre descubrió el pilotaje, convirtiéndose en la profesión de su vida. Desde los 15 años tomó lecciones de vuelo y a los 16 ya contaba con una licencia de piloto.
Logró ingresar a la Universidad de Purdue.
En 1952 ingresó al National Advisory Commitee for Aeronautics
(NACA), hoy conocido
como la NASA, convirtiéndose en el primer astronauta civil en volar
al espacio, durante la misión Gemini 8 y siendo el primer hombre en
pisar la luna en la misión Apolo 11.
Su vida no solo estuvo llena de reconocimientos como
astronauta o piloto, Neil desde los 14 años ingresó a los
Boy Scouts of America, llegando a ganar el grado máximo (Eagle Scout).
Su pasión por el escultismo era tanta que entre los pocos objetos personales que llevó consigo a la luna, se encontraba una insignia de la Flor de Lis mundial.
Registrandola tanto de ida como de regreso. El documento que lo comprueba y está sellado por la NASA, se encuentra en la sede de la Organización Mundial del Movimiento Scout.
De hecho en su camino a la Luna saludó a los scouts con esta frase: “Me gustaría decir hola a todos mis compañeros scouts del Parque Estatal Farragut en Idaho, que celebrarán el Jamboree Nacional esta semana; el Apolo 11 les envia los mejores deseos”.
Armstrong durante un tiempo después de su regreso escribió cartas de felicitación a los chicos que lograban el rango de Eagle Scout.
Luego de esto mantuvo una vida discreta apareciendo ocasionalmente en entrevistas y rechazando en general las apariciones públicas.
Falleció el 25 de agosto de 2012, a los 82 años debido a un baipás coronario, sin embargo, el legado que dejó este astronauta aún persiste.


